Los alumnos de 3º y 4º con su profe de Valores, han elaborado un magnifico cuento para participar en un concurso sobre el cuidado de nuestro planeta. Mañana, 1 de Marzo, en el link que a continuación os dejamos, se publicará la selección de los 10 ganadores y podréis votar, a través de su blog o en Facebook por el cuento que más nos guste. De esta votación saldrá... EL GRAN GANADOR. Ojala mañana amanezcamos y aparezca nuestro nombre en la página web.
Os dejamos el cuento para que disfrutéis de él. Hasta mañana!!
Tres
ardillas sabias, Alvi, Teodón y Clarisa, viendo que su bosque estaba cada vez
más sucio y contaminado, decidieron una escuela para enseñar a todos los
animales “la lección de las tres R”.
Alvi fue la
encargada de dar la lección el primer día:
“Queridos
conciudadanos del bosque. Los humanos están destruyendo nuestro hogar con toda
la basura que tiran en nuestro querido y necesario bosque.
Nosotros
vamos a limpiarlo siguiendo la regla de las tres “R”: reciclaremos,
reutilizaremos y reduciremos el uso de materiales para ayudar a nuestro bosque
y a nuestro planeta a que no enfermen debido a la contaminación.
Todos se pusieron manos a la obra. Alvi,
con los zorros, los ciervos y los hurones montaron el equipo de la “R” de
reciclar. Todo lo que encontraron por el suelo lo llevaron a sus
correspondientes contenedores: los papeles y cartones en el contenedor azul,
las latas y las botellas de plástico en el contenedor amarillo y las botellas y
los tarros de vidrio en el contenedor verde.
Teodón, por
su parte, formó el equipo de la “R” de reutilizar con sus amigos los castores,
las liebres y las nutrias. Seleccionaron un montón de envases de los que había
recogido Alvi y su equipo, y montaron un taller para hacer juguetes e
instrumentos musicales.
Con sus
afilados y entrenados dientecitos, las liebres y los castores recortaban y
daban forma a distintos envases de yogur, de zumos, de latas de bebidas… hasta
que, uniéndolos con resina que amablemente los pinos del bosque les regalaban,
construyeron bonitos y útiles juegos como trenes, camiones, casas de muñecas, puzles;
y simpáticos y melodiosos instrumentos musicales como flautas de agua,
guitarras, tambores y maracas… y ¡hasta un violín hecho con tapones de
botellas!
Aquello resultó ser increíblemente
divertido y, poco a poco, más y más animalitos se acercaban a participar y a
contribuir con sus creaciones.
Por último,
la ardilla Clarisa formó el equipo de la “R” de reducir. Con la ayuda de los
conejos, los pájaros y los erizos, recogieron hojas, palos y pequeños frutos e
hicieron carteles y pancartas en las que se leían consejos para concienciar a
todos sobre la importancia de no malgastar agua ni luz, comprar cosas cuando
sean indispensables, cuidar lo que se tiene, y si se estropea tratar de
arreglarlo antes de volverlo a comprar.
Todos los animales estaban excitados y
contentos. Estaban aprendiendo mucho, a la vez que se lo estaban pasando
estupendamente.
Al final del
día acabaron exhaustos y, Alvi, la ardilla de más edad, los reunió a todos bajo
el gran roble para contarles historias de animales que habían sufrido las
consecuencias de la contaminación. Como aquella tortuga marina que confundió
una bolsa de plástico con una medusa y se la comió, muriendo así envenenada.
O aquellos
miles de peces que murieron porque un barco petrolero se hundió en medio del
mar, echando allí todo su combustible.
Todos
estaban dispuestos a seguir con su campaña de las tres “R” para que aquellas
tristes historias no volvieran a suceder.
Yon era un niño que amaba y cuidaba la
naturaleza y era amigo de los animales.
Un día que
se acercó al bosque de nuestros amiguitos, éstos le contaron lo que estaban
haciendo y le invitaron a que trajera el mayor número posible de humanos a la
feria que celebrarían allí mismo el siguiente sábado.
Alvi le dijo
a Yon que querían ayudar a los humanos a concienciarlos sobre “la regla de las
tres R” y sobre el respeto y cuidado de la naturaleza.
Así lo
hicieron. Yon llevó a toda su familia, compañeros y vecinos a la feria. Había
grandes carteles con mensajes que animaban a los humanos a reflexionar sobre
sus acciones: “No ensucies el bosque” “No tires basura al río”…y así muchos
más.
También se
expusieron todos los juguetes que habían hecho con sus patitas, piquitos y
dientecitos.
Si todo esto
lo han hecho estos animalitos… ¡que no podríamos hacer nosotros los humanos! –
dijeron en voz alta los asombrados visitantes.
Ya al
atardecer, Alvi pidió silencio y cada animalito cogió uno de los instrumentos
musicales que habían hecho con los materiales reciclados y se pusieron a tocar.
Una suave y armoniosa melodía invadió a aquel sabio bosque, a sus sabios
habitantes y a sus atónitos invitados.
Había sido
un día intenso y muy interesante para todos, en el que los humanos habían
aprendido una gran lección: “la lección de las tres R”
Y colorín
colorado… de este bosque nos hemos quedado prendados.
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